Valparaíso ha sido una ciudad en la que se han producido muchos primeros acontecimientos en la historia de Chile. Uno de ellos, de no menor relevancia, es que en este puerto se inauguró y empezó a funcionar la primera Escuela de Derecho que se fundó en Chile fuera de Santiago: fue el Curso de Leyes de los Sagrados Corazones, hoy Escuela de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, que este año cumple 110 años de fructífera labor.
La prehistoria de esta Escuela se inició a mediados del siglo XIX cuando arribaron a nuestro puerto, camino a la Polinesia, los padres de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, algunos de los cuales finalmente se quedaron con nosotros, inaugurando un colegio a cuyo amparo, años después, surgiría el Curso de Leyes. En efecto, en 1892 se inauguró en Valparaíso la Corte de Apelaciones, de entre cuyos miembros, además de algunos abogados porteños, surgió la idea de un Curso de Leyes, lo que motivó que el 28 de enero de 1894 apareciera publicado en un diario porteño que el Colegio de los Sagrados Corazones había resuelto abrir un curso completo de leyes, al que podrían ingresar no sólo los alumnos que hubiesen hecho sus estudios en dicho establecimiento, sino también todos los que lo deseasen siempre que cumpliesen con los requisitos reglamentarios. Fue el comienzo de una historia que este año cumple 110 años.
El Curso de Leyes estuvo largos años bajo la dirección de la Congregación de los Sagrados Corazones, el que, además, funcionó en el mismo lugar donde todavía funciona el colegio que la Congregación tiene en Valparaíso, en calle Independencia. Años después, en 1947, la ya creada Universidad Católica de Valparaíso y el Obispado de Valparaíso firmaron un convenio con los padres franceses permitiendo que el Curso de Leyes se incorporara a la Universidad como su Escuela de Derecho.
Desde un principio, sin embargo, y no obstante su incorporación a la Universidad Católica, los exámenes y las promociones de sus alumnos dependían de la Universidad de Chile, lo que obligaba a sus alumnos a rendir sus exámenes en la sede que esta última Universidad tenía en Valparaíso, ante profesores que no siempre miraban con buenos ojos a alumnos que venían de una Universidad Católica. Sólo en 1953 se aprobó en el Congreso la posibilidad que las tres Escuelas de Derecho particulares que por entonces existían en Chile pudieran dar por ellas mismas los grados sin tener que acudir a la Universidad estatal: eran las Escuelas de Derecho de las Universidades Católicas de Valparaíso y Santiago y de la Universidad de Concepción. Con todo, el tema no fue fácil, pues la idea de legislar tuvo que superar fuertes resistencias, incluso el veto presidencial de Carlos Ibáñez. Pero esto no sirvió sino de incentivo para provocar una extraordinaria manifestación de aprecio a la Escuela de Derecho de los Sagrados Corazones, con lo que el reparo presidencial fue rechazado en ambas Cámaras.
Largo ha sido el camino recorrido. Generaciones de abogados, políticos, jueces y juristas han pasado por sus aulas. Al mirar hacia atrás y comprobar con orgullo la labor realizada surge un reconocimiento de gratitud, especialmente hacia aquellos que con esfuerzo y osadía permitieron al Curso de Leyes dar sus primeros pasos y, sobre todo, a la Congregación de los Sagrados Corazones que cobijó en su seno a la actual Escuela de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, infundiéndole ese espíritu que, al cabo de más de un siglo, la mantiene por la misma senda con la entereza, gravedad y prestancia de un personaje ilustre ya en plena madurez.