Se acordará usted de aquella canción que decía:
“tres cosas hay en la vida
salud, dinero y amor
el que tenga esas tres cosas
que le de gracias a Dios”.
Fue una canción muy popular y pegajosa, que todavía se escucha y que, quizá, usted tararea de vez en cuando, al barrer la casa o al estar preparando la comida para su familia. Si yo le preguntara cuál de las tres cosas de que habla la canción es la mejor, la salud, el dinero o el amor ¿qué me respondería? La verdad es que la respuesta no es fácil. Pero le voy a ayudar a responderla con una breve historia.
Santiago de Compostela es una ciudad situada en España a donde, desde la Edad Media, se han hecho peregrinaciones a la tumba del apóstol Santiago, uno de los compañeros de Jesús, que se encuentra enterrado en su hermosa catedral. Los lugareños, entonces, están acostumbrados a ver pasar por delante de sus puertas a los peregrinos que, caminando desde las más diversas partes de Europa han acudido durante siglos y siguen acudiendo en peregrinación a la tumba del apóstol. Y no sólo los ven pasar, sino que, con frecuencia, los ayudan en sus necesidades.
Dicen que en un camino un poco apartado de la ruta de Santiago vivía una familia en su casita de campo y un día aparecieron tres peregrinos que se quedaron cerca de la puerta de la casa. La señora salió a saludarlos y los invitó a pasar al interior. Uno de ellos le agradeció el ofrecimiento, pero le dijo que no podían pasar los tres juntos y que sólo necesitaban un poco de agua y de pan. La mujer, extrañada, entró en la casa y les sacó una jarra con agua y unos panes. -“Perdonen, les preguntó, pero hasta ahora no me han dicho sus nombres”. -“Es verdad, le respondió el mismo que se había dirigido a ella hasta el momento, yo soy Éxito, y mis compañeros son Riqueza y Amor. Y en agradecimiento por su acogida, uno de nosotros, pero uno sólo, entrará en su casa”.
La mujer, que vivía con su marido y su hija, fue a consultarles. -“Yo quiero que entre la Riqueza, dijo el marido, así tendremos de todo y se nos acabarán nuestros problemas”. -“Yo prefiero que entre el Éxito, dijo la mujer, porque así seremos la envidia de todos nuestros conocidos”. -“Nada de eso dijo la hija, que entre el amor, porque, si nos queremos seremos felices aunque seamos pobres y desconocidos”.
Salió la mujer y llamó al Amor. -“Queremos que usted entre en nuestra casa, dijo al peregrino”. Entonces, para su asombro, los tres se levantaron y se dirigieron a la casa. -“Perdón, pero me parece que no me han escuchado, dijo la mujer, no he llamado a los tres, sino al Amor”. -“Lo hemos oído perfectamente dijo Riqueza. Si hubiese llamado al Éxito o a mí, habríamos entrado uno sólo, pero al llamar al Amor, entra en su casa la mayor riqueza que puede conseguir y eso hará de su proyecto familiar un éxito”.
Bueno, pues, a la luz de este hermoso cuentecillo, ¿qué me dice? Quizá ahora le sea más fácil responder la pregunta que le hice. Pero no se quede sólo con la respuesta; haga todo lo posible para que su respuesta se haga vida en su familia y así podrá cantar con razón que tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor, el que tenga las tres cosas, que le dé gracias a Dios.